El período del Frente Nacional (FN), posterior a la dictadura de Rojas (1953-1957), ha marcado la vida política del país hasta la actualidad por su desafortunada fórmula «salvadora de paz» y de alternancia del poder entre los dos partidos históricos (liberal y conservador) durante diez y seis años (1958-1974), pero, principalmente, por sus actuaciones de exclusión y represión política a terceros partidos, movimientos y protestas sociales, organizaciones y agremiaciones de base. El análisis de este fenómeno político, no exclusivo de Colombia y denominado, en este caso, consociacionalismo para señalar la transición que se hizo de la dictadura a la democracia limitada y restringida del FN, se constituye hoy en un tema de actualidad, a propósito de los principales actores de la guerra: militares, grupos al margen de la ley y sociedad civil. Más ahora, cuando de nuevo se reviven debates que se creían resueltos o, al menos, discutidos y esclarecidos sobre las facultades de los militares en el Estado colombiano, así como sobre su papel en la preservación de la legitimidad política del país.
El
pacto bipartidista del Frente Nacional no ha sido un fenómeno
único en la historia reciente de Colombia: Uruguay
y Venezuela en las décadas del 50 y 60, y luego Chile
y Argentina en los 80 vivieron algo semejante durante la transición
a sus democracias. Jonathan Hartlyn, en su libro La política
del Régimen de coalición: La experiencia del
Frente Nacional en Colombia, ha denominado a este proceso
consociacionalismo
para explicar un fenómeno político por el cual
las clases dirigentes tradicionales forman amplias coaliciones
en momentos de transición hacia un gobierno democrático(1).
El
pacto consociacionalista del Frente Nacional (FN) en Colombia
fue un acuerdo realizado en España por Alberto Lleras
Camargo y Laureano Gómez para hacerle frente al dictador
Gustavo Rojas Pinilla; un año antes Alfonso López
Pumarejo ya había hecho este llamado para cumplir con
dicho propósito. Este acuerdo, que pactó la
alternancia del poder durante dieciséis años
(1958-1974), a la postre implicaría la puesta en ejecución
de toda clase de experimentos "sociales"
con el propósito de relegitimar el nuevo sistema político,
al igual que sus propios "jefes naturales"(4).
Pero logró el efecto contrario. Las medidas religitimatorias
eran tan evidentes y forzadas que no hizo sino desvirtuar
aun más el dominio tradicional que los representantes
de los dos partidos se habían forjado durante décadas.
Salomón Castaño Alvarez Tomado de: Ciencias Humanas Revista Nº 28
Editado por: Dexter Cabrera Ortega.
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