En este mes trabajaremos el valos de la honestidad.He aquí algunos conceptos de la misma.
La honestidad constituye uno de los
valores más importantes en la formación de la personalidad
del niño al ser la base de relaciones personales en las que
la proyección hacia el otro implica un afecto personal desinteresado,
y un respeto que se fortalece a través de las mismas interrelaciones.
Para
desarrollar la honestidad en el niño es preciso formar nociones,
conocimientos, habilidades, emociones, vivencias, sentimientos, que
los preparen para una conducta honesta, que es necesario aprender.
Por su propio desarrollo evolutivo el niño de la primera infancia
cree que todo le pertenece, que todo gira entorno a él, y por
lo tanto, todos los objetos del mundo circundante son suyos, así
como aprobadas todas las acciones para obtenerlos, este egocentrismo
inicial va cediendo poco a poco a comportamientos mas socializados,
que lo obligan a no mentir, a no utilizar medios no adecuados, para
obtener lo que quiere. Es por eso que en la formación de una
cultura de paz la honestidad se convierte en un pilar de la misma.
El saber que se puede o no se puede hacer, y que conducta es buena,
es un aspecto fundamental en el desarrollo de la honestidad. Conocer
porqué un comportamiento honesto logra buenos amigos y un reconocimiento
moral, es básico para desarrollar este valor en los niños
de esta edad. Esforzarse por hacer algo útil en beneficio de
los demás, sin esperar recompensa y solo por el hecho de hacerlo
es importante para estos fines.
Como
se destaca, la honestidad es un valor o concepto general que engloba
otros más específicos, como es el respetar a los demás,
no apropiarse de lo ajeno, ser sincero en las relaciones, no mentir,
decir siempre la verdad. Es una cualidad bastante abstracta de comprender
para un niño en la primera infancia, y que solo mediante comportamientos
particulares logra poco a poco consolidarse como un valor general.
Mantengamos nuestra honestidad siempre.
“Una
conducta honesta”
Érase
una vez un niño muy pobre que vivía con sus padres en
una zona en las afueras de la ciudad. Juanito, que así se llamaba
el niño, se iba todas las mañanas bien temprano al mercado
de la ciudad, a tratar de buscar algo que hacer para que los comerciantes
lo ayudaran con algunas cosas que le regalaban: frutas, hortalizas,
verduras, con las cuales él contribuía a la economía
hogareña, a pesar de que como era un niño era bien poco
lo que podía conseguir.
Un
día estando sentado frente a una tienda de frutas vió
a una anciana comprando algunas cosas, que echaba en una bolsa grande.
Juanito se acercó a ella para tratar de ayudarla, pero la anciana,
al verlo tan desarrapado, lo echó de su lado, porque temía
que el niño le fuera a coger algunas frutas. Juanito no le
hizo mucho caso, pensando que quizás la viejecita había
tenido anteriormente algún tipo de experiencias desagradable,
y se puso a mirar otras cosas.
En
eso la anciana se va y, como era muy viejita, echó su bolsa
del dinero en la bolsa, y esta se cayó al suelo sin que se
diera cuenta. Juanito corrió donde la bolsa había caído,
y cuando la abrió ¡Cielos, allí había dinero
como para que toda su familia comiera una semana! ¡Qué
suerte!.
¿Y
saben lo que hizo Juanito? Corrió donde la anciana que ya se
iba del mercado, y ésta al verle de nuevo le dijo: “Mira
niño, ¡ya te dije que no quiero que me ayudes!”
“Señora” replicó Juanito no es para eso, sino para devolverle esta bolsa que se cayó sin que usted se diera cuenta.”
La anciana incrédula tomó la bolsa, miró dentro y exclamó: “Que injusta he sido, un niño tan honesto y yo rechazándolo.” “Pero vamos, ven conmigo a mi casa, para que te de todo lo que necesites para ti y tu familia.”
Y dicen que desde entonces todo el mundo en la vecindad llama a Juanito “el honrado”, por lo honesto que había sido en su conducta.
“Señora” replicó Juanito no es para eso, sino para devolverle esta bolsa que se cayó sin que usted se diera cuenta.”
La anciana incrédula tomó la bolsa, miró dentro y exclamó: “Que injusta he sido, un niño tan honesto y yo rechazándolo.” “Pero vamos, ven conmigo a mi casa, para que te de todo lo que necesites para ti y tu familia.”
Y dicen que desde entonces todo el mundo en la vecindad llama a Juanito “el honrado”, por lo honesto que había sido en su conducta.
Una vez terminado el cuento el educador le dará la posibilidad
a los niños de que hagan comentarios sobre lo sucedido en el
relato, guiará la conversación hacia la conducta honesta
seguida por Juanito, hablará a los niños sobre qué
es la honestidad, definirá cuáles son las buenas acciones
para considerar a alguien honesto, de forma que comprendan qué
es la honradez, y cómo deben ser las relaciones entre las personas
honestas.
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